martes, 5 de agosto de 2014

Pasado-Presente.


 
¿Por qué tanta obsesión con algo tan remoto como el pasado si ya está lejos? Yo creo que la respuesta es sencilla: el presente da miedo. Es retador. Es difícil. Te da en las narices. De golpe. Es ese muro gigante contra el que te chocas. El que requiere escalarlo y sudar para conseguir llegar al otro lado. Ese. Pero lo que más caracteriza al presente es que es el momento en el que menos información tenemos a la hora de actuar y eso complica la situación en el momento de decidir.

¿Cuántas veces decimos “si en el momento lo hubiese sabido habría hecho las cosas de otra manera”? El pasado es fácil porque controlas la situación. Sabes todo de él. Del ahora en realidad no sabes nada. Las decisiones las tomamos en base a corazonadas y después tiramos los dados, cruzamos los dedos y esperamos que todo salga bien.
Y es que cuando la realidad choca, recurrimos a este tipo de trucos, engañándonos tan solo a nosotros mismos. El problema es que la realidad es cruda pero, ante todo, es real. Y eso es lo importante que con demasiada frecuencia decidimos olvidar.

Es más fácil haber querido que querer en presente porque querer a alguien es mantener esa promesa cuando ya no te conviene. Es hacer que todas las palabras que algún día dijiste en estado de euforia máxima sigan teniendo el mismo sentido en los malos momentos. Es estar dispuesto a luchar hasta el final y poner las necesidades de otra persona muy por encima de las tuyas. Es decir adiós la egoísmo, al “yo y sólo yo”. Es no tirar la toalla en cuanto se avecina tormenta. No es sólo tragarte el orgullo, sino que es dejarlo tirado en la cuneta y abandonarlo para siempre. Sayonara, baby. Es convertir sus alegrías en las tuyas, e ir más allá, haciendo lo mismo con las penas, para bien o para mal. Es aprender a ceder y a olvidarte de la ley del talión. Es saber seguir tirando del equipo cuando haya una lesión. Es estar dispuesto a poner la otra mejilla, como mínimo. Y aunque perdamos el rumbo y nos repitamos lo contrario, no nos podemos olvidar del objetivo final al que todos aspiramos: amar en presente y futuro, y dejar de querer en pasado.


lunes, 7 de julio de 2014

El amor en tiempos de WhatsApp.

Nos empeñamos en no amar el amor, pero no podemos evitar amarlo.
Nos gustan las películas románticas de los años 20 y admiramos profundamente a los abuelos que se aman desde siempre y para siempre. Sin embargo, las relaciones ahora están tan banalizadas… Cuando decidimos que la diversión personal está por encima de querer querer al prójimo, algo no funciona en el ser humano. Queremos tener todo pero  no ofrecer nada.  “Sin compromiso”, “No quiero nada serio”, “No es mi momento”. Son alguna de las frases estrella que te lanzan de primeras, sin anestesia. Sin tiempo de conocerse, sin tiempo de saber cómo es la otra persona. Un NO rotundo al Amor, con firmeza. Hay veces que entran ganas de salir corriendo, ¿Quién dice que la otra persona sí esté buscando su media naranja YA? Ni siquiera deja un mínimo resquicio a saber si realmente pudiera ser quien tienes enfrente tu media naranja, o tu medio limón. Ahora sólo hacen falta un par de cervezas y no invertir el tiempo necesario para llegar a saber si te gusta. Si le gustas. Siempre deprisa, lo más rápido posible para llegar a intimar sin intimidad. Sólo sexo, sin importar los sentimientos. Luego lloran. Ellos que jamás encontrarán a una mujer con la que asentar cabeza, porque a todas les gusta mucho tontear, porque tienen cinco conversaciones abiertas a la vez con cinco chicos diferentes, porque hoy quedan con uno y mañana con otro, y “si tengo suerte hoy quedará conmigo”. Ellas porque son todos unos cerdos, “no saben valorarme”, solo quieren sexo y “yo no soy de esas”. Pero la realidad es que ellos hacen exactamente lo que critican. Y ellas sí son de esas. Las relaciones se complican porque queremos que se compliquen, porque nos hacemos egoístas y sólo queremos pasarlo lo mejor posible, sin tener en cuenta a quien tenemos al lado. Hasta que llegue. Y cuando llega, hay quienes quieren evitarlo. Cerrarse en banda, convencerse de que están mejor solos, que no merece la pena porque te van a fallar. Son unos cobardes. Y ellas, abandonándose a lo primero que se le presente medio qué, porque todas sus amigas tienen algo y “yo estoy sola”.
Nos obcecamos en hacer difícil algo que realmente no lo es, porque cuando se hace difícil, significa que quizá no sea lo tuyo. Si te gusta, demuéstraselo. Si quieres estar con ella, demuéstraselo. Si te arrepientes de haberle fallado, demuéstraselo. Pero no seáis necios y orgullosos. Sobre todo, no seáis cobardes.

lunes, 23 de junio de 2014

Puro juego de azar.

 
El amor es un puro juego de azar en el que apuestas todo y nada. Apuestas tu amor a la banca, esperando a que alguien lo gane, y cuando ese alguien lo gana llega un momento en el que pierde y se queda sin nada. Piensas que nadie va a jugar mejor que el anterior y que nadie apostará por ti porque vales menos, pero lo que no sabes es que vales más que cualquier otro premio. Casi al final del juego, llega a alguien que aprecia lo que tiene y aunque haya tenido varias pérdidas ha sabido volver a recuperarte e incluso ha hecho que subas de valor. Pero en este juego de azar no siempre se gana y hay gente que a la primera jugada lo pierde todo y se cansa de volver a intentarlo. A veces el amor es un juego de perder, pero para poder ganarlo, tienes que aprender de tus errores.

lunes, 31 de marzo de 2014

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti, que nadie puede hacerte daño.

A veces pienso que ojalá hubiese nacido sabiendo muchas cosas, especialmente de cara a la adolescencia. Ojalá me hubiese quedado con todos los consejos de mi madre, de mi abuela, de mis tías y de las madres de mis amigas. En definitiva, los consejos de mujeres que ya habían cometido los errores que yo iba a cometer y eran la voz de la experiencia. De todas las mujeres más sabias que yo que en ese momento de arrogancia taché de ignorantes. Ojalá les hubiese hecho caso y me hubiese repetido, sólo de vez en cuando, que me aceptase a mí misma. Que me gustase. Que me mirase al espejo y me quisiese un poco más. Suena fácil pero por desgracia a muchas nos ha costado llegar a ese punto. Y hasta que no llegas a él no te das cuenta de toda la diversión que te estabas perdiendo. Nadie me lo dijo tal cual. Quizás también fue porque yo no lo pedí. Pero es que he aprendido que las cosas que las personas más necesitan oír son las más difíciles de decir.

Así que hoy digo que no existe nada más bonito que una mujer fiel a sus valores y contenta con su físico. Y que va a por todo. Baila hasta que se agota. Grita hasta quedarse afónica. Salta hasta que no puede más. Mira con un poco más de descaro pero nunca pierde del todo la inocencia. Se bebe una copita de vino en las cenas. O dos. Y se toma un buen trozo de chocolate después. Descubre el placer y felicidad en lo pequeño, que al final del día, es lo que queda. Una mujer bonita es la que se olvida del “qué dirán” y se viste como se encuentre más cómoda y guapa. Que no hay mejor conjunto de ropa que la satisfacción ni mejor maquillaje que una sonrisa. Que una mujer de verdad hará que el vestido menos apetecible de la tienda resulte ser el más impactante. ¿Qué te apetece esa trozo de tarta? Qué más da, cómetelo. ¿Qué te gusta esa falda? Cómpratela. Ya nos meten demasiadas preocupaciones los demás como para imponernos nosotras más. Hay que reír más. El doble. El triple. Hay que soltarse la melena, en el sentido metafórico y no tan metafórico. Hay que mirarse a una misma y hacer lo que realmente queremos, no lo que demás esperan de nosotros.

Somos la generación de mujeres más privilegiada y con más oportunidades que ha habido en toda la historia de la humanidad. ¿Tú sabes lo que significa eso? Somos las primeras que podemos hacer lo que queremos en miles y miles de años. Que nadie tiene ya la capacidad de ponernos límites. Que podemos pedir ayuda y, por primera vez, nos la darán. Que por fin no nos juzgarán por seguir nuestros sueños.

Corre hasta el fin del mundo y más allá. Porque tú puedes. Sólo hay veces que nos falta el pequeño empujón, esa motivación. El regustillo de la victoria, de la superación, es el mejor que he saboreado. No te midas con los demás porque eso no te llevará a ninguna parte. Tienes que estar por encima de esas comparaciones estúpidas. Compite contigo misma. Así es como se llega a la mejor versión de lo que tú quieres ser, no lo que la sociedad quiere que seas. La pasión e insatisfacción son los mejores combustibles para llegar lo más lejos posible, no la conformidad y el rendirse. Lo fácil nunca fue lo que mereció realmente la pena. Disfruta. Y recuerda que es mejor arrepentirse de haber hecho algo que tirarte el resto de tu vida pensando “y si hubiese hecho…”. Ve mundo. Por favor. Es lo que más te puede aportar en esta vida. No te enjaules entre cuatro paredes, sabiendo lo que te espera ahí fuera. Es todo demasiado grande y bonito como para hacerlo. Así que aprovéchalo. Pregúntate qué es lo que le dirías a ti misma con 14 años. Y ahora aplícate el cuento porque ese será el mejor consejo que te hayan dado en tu vida. Si crees que ella te daría mejores consejos de los que podrías dar tú ahora, cambia de ruta, de sentido, de trayectoria. Nunca es demasiado tarde si tú quieres. El “no” siempre lo vas a tener y el “sí” es un abanico de posibilidades infinito. Nos dicen que tenemos que querer a los demás pero se les olvida mencionar que, para hacer eso correctamente, tenemos que empezar por el principio: queriéndonos a nosotras mismas primero. El peor límite que nos podemos imponer paradójicamente es el que nos creamos nosotras solas: el miedo. Cuando te hayas deshecho de él, verás. Verás que puedes conseguir todo y más, solo tienes que decir que lo quieres.
Si muchas mujeres son amigas infalibles, madres inamovibles, hermanas defensoras, hijas modelo, trabajadoras 24/7, novias felices, esposas fuertes, profesionales hasta el final y amantes únicas, todo esto en un solo día, ¿por qué no vamos a ser también seguidoras de nuestros sueños, buscadoras de la felicidad y huracanes imparables?
Todo esto, aunque lo aprendí tarde, me ha servido de mucho y por eso lo quería compartir. He aprendido la lección y, si algún día tengo una hija, no pararé de repetírsela porque si vives en base a esto, todas las demás cosas buenas vendrán solas.
 

jueves, 27 de marzo de 2014

Cuando sepas de mi.

“Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.
Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.
Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos… nah.
A lo que iba.
Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no. Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal. Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito. Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.
Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.
Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final. A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí. Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula. Haz ver que me olvidas. Y me acabarás olvidando. De verdad.”

lunes, 10 de marzo de 2014

A veces...

A veces lo único que necesitas es un trago de cualquier botella de vodka que haya sobrado en cualquiera de esas noches de sábado - en las cuales saliste a ahogar los amores y los errores.

A veces lo único que necesitas es a alguien que deje ir trenes por quedarse a tu lado, acompañándote hasta el amanecer mientras te dice que eres lo mejor que le ha pasado.

A veces lo único que necesitas es romper cualquier rutina impuesta, porque necesitas sentirte libre, aunque sea por una maldita vez.

A veces no necesitas que alguien te seque las lágrimas y te diga palabras de aliento y superación, sino que necesitas a alguien que se acueste a tu lado y se ponga a llorar contigo mientras cuentan estrellas.

A veces lo único que necesitas es estar solo para apreciar la soledad, porque de ella también se aprende y te das cuenta de muchas cosas.

A veces lo único que quieres es gritar a los cuatro vientos lo que de verdad sientes y piensas sobre algo o alguien, sin importar el qué dirán.

A veces lo único que necesitas es a alguien que esté ahí para la caída, no para que te sujete para no caer, sino para que te ayude a levantarte.

A veces las palabras sobran cuando una sonrisa sale en medio de un beso.

A veces las personas no se dan cuenta del daño que ocasionan yéndose sin dejar dirección de encuentro.

A veces los “te quiero” dan tanto asco como las personas que los dicen o como las personas que los creen. No sé quién da más lástima.

A veces lo único que necesitas es encontrar a una persona en la línea final, que te haya esperado todo el tiempo que estuviste corriendo o tropezando para llegar hacia ella.

lunes, 24 de febrero de 2014

El amor es para los valientes.


Vi una película en la que el chico llevaba a la chica a la terraza que hay en lo alto del Empire State y le decía que mirara por uno de esos enormes prismáticos porque a través de ellos podría ver el futuro. Al asomarse, ella veía un anillo estratégicamente colocado delante de una perfecta estampa de Nueva York. Un romántico, sí. Creo que era Tom Cruise.
 
No vayan a creer que es necesario Tom Cruise o el Empire State para darse al romanticismo. Si nos ponemos ultras, nos quedamos sin amantes. Tampoco es eso, oigan. No hace falta ir por ahí dejando anillos de compromiso. Ni rondando por los balcones. Una vez me hablaron de un chico que montó una ruta por todos los lugares clave de su relación para que ella fuera encontrando notitas que la condujeran hasta él, o hasta el anillo, o hasta él con el anillo. De esa parte final no me acuerdo bien, pero vamos que la mantuvo de ruta. Y es bonito. Sí, vale. Pero vaya, no es imprescindible.

Tampoco hace falta irse de paseo por las nubes. Sólo hace falta ponerle valor. En contra de lo que los cobardes venden, el amor no es para los moñas, ni para los blanditos, ni para los tontos. El amor es para los valientes. Tampoco es para los santos. No hay que ser el más bueno. Ni si quiera el mejor. Sólo hay que tener coraje. Porque, señores, el amor cuesta. Cuesta arriba y cuesta abajo. Cuesta un ratazo. Cuesta tanto que a veces da ganas de romper cosas. O de matar. Madre mía, algunos días cuesta más que enfrentarse a un ejército de lunes por la mañana. A todos nos ha costado una noche en vela. O siete. O setenta. A veces te cuesta medio sueldo. Literalmente. A veces, el sueldo entero. A mucha gente le cuesta una hipoteca. Y hasta las vacaciones.
Y, sobre todo, lo que más cuesta es ponerlo por encima de todas las cosas. Porque, señores, es que todas las cosas son muchas cosas. Desde la temible rutina, hasta la seductora tentación, pasando por el aburrimiento, las emociones fuertes, la maleable voluntad, las amistades etílicas, hasta los descansos, los secretos compartidos, los por-una-vez y los nosotros-ya-no.
¿Ya no qué? Ya no vais por la calle de la mano. Ya no hay flores porque sí. Ni beso de buenos días. Ni de buenas noches. Ni cine los jueves. Ya no cierras la puerta del baño. Ni te arreglas para dar una vuelta. Ya no la esperas en su portal. Ni apareces por casualidad. Ya no inviertes más tiempo en ir y volver que en estar. Porque ya no merece la pena. Ni apetece demasiado. Ya no compartes paraguas. Porque ya no es práctico. Ya no hay tiempo para tonterías. Ya no perdemos el tiempo. Porque ya no hay tiempo que perder. Seamos serios, por favor. Ya no te cae un piropo ni por error. Y un, dos, tres, ofenda otra vez. El que la hace, la paga. Ley del talión. Y te das al ojo por ojo. No vayas a quedar por debajo, así de gratis. Y luego, se oye por ahí que el romanticismo ha muerto. Igual lo has matado también tú un poco. Y no estoy hablando de hacer corazones en San Valentín. Hablo de pequeños gestos que marcan la diferencia, y lo sabes…
 
Me hace mucha gracia esa doble tendencia que despierta San Valentín en la gente. Están los que se entregan al algodón de azúcar. Todo a su alrededor empalaga. Todo es muy rosa, muy de corazones, muy de amor, muy de tequieros y siempretequerrés. Y luego hay otra corriente de los odiadores profesionales. Odian San Valentín. Odian el amor. Odian los corazones. Odian a la gente enamorada. Hacen apología de su antisanvalentinismo y dejan claro por todos los rincones el ascazo que les da el amor y todos sus derivados. La alergia que les produce ver corazones, besos y campanitas. Lo mal que les parece que se celebre semejante día, onomástica de un santo mártir, de cuyo martirio, miren ustedes por dónde, se alegran.

Sí, sí, en serio se alegran. Y yo no sé muy bien qué pensar del Santo, pero Valentín, señores, viene del latín valens/valentis y significa valiente. Y santo no sé, pero para el amor, valiente hay que ser un rato. Hay que atreverse con todo. Porque el enamoramiento se acaba. La pasión se acaba. La novedad se acaba. Y ahí se queda el amor. Y así solo sin envoltorio ni lazos, pues a los cobardes se les hace complicado asumirlo.

Y es que el amor es para los valientes. Donde los anglosajones dicen I love you, nosotros decimos te quiero, que en realidad es I want you. Y una cosa es querer de want y otra es amar de love. Querer es facilísimo, señores. Yo quiero ser invisible, tú quieres una moto, él quiere ser rico, nosotros queremos vacaciones en febrero, vosotros queréis una novia cañona y ellas quieren un marido rico.



Pero ya lo de amar es otro cantar. Que para amar hay que ponerle algo que por aquí ya no está nada de moda: esfuerzo. Y el esfuerzo cuesta. Cuesta un montón. Y encima sólo te das cuenta cuando estás en ello. Doscientas calorías no son nada, ¿a qué no? Pues luego te subes a la cinta, te pones a correr y cuando llevas consumidas 116, doscientas te parecen una vida. Una puñetera odisea. Te hace replantearte tu desayuno. Tu merienda y esa maldita palmera de chocolate que se te antojó el martes. El esfuerzo se mide esforzándote. La buena noticia es que lo que hoy cuesta, mañana se normaliza. La repetición lo convierte en algo habitual.
Y ahí es donde se mide la valentía, señores, en nuestros hábitos. En nuestras actitudes. Para el amor hay que tener actitud de valiente. Porque salir por ahí, tomarse unas copas, cruzar unas frases y sentir que cupido, San Valentín, San Antonio bendito y la Corte Celestial os han puesto en el camino para el amor eterno es un peculiar comienzo. Que puede ser muy bueno, sí. Pero que hay que darle un poco de cuerda. Y otro poco de cordura.

Si el amor de tu vida tiene que, como su nombre indica, estar ahí toda tu vida más te vale tomarlo con calma y no empezar con los ya-nos demasiado pronto o lo convertirás en el amor 2014-2016 o en el amor de diciembre-abril o en el amor del verano’08 o en el del sábado pasado. Que más que un amor, parece una cinta de casette grabada a trozos de los 40. Hay que ser un valiente para el amor. De hecho, es el doble: hay que ser dos valientes para el amor.

sábado, 8 de febrero de 2014

Y que sin ilusiones, no existen razones por las que llegar a la meta.

¿Nunca has tenido esa sensación de tocar el cielo con tus propias manos? La de estar lo suficientemente segura para comerte el mundo, con o sin ganas. La de correr dejando caer atrás la de metas ya alcanzadas, la de sueños ya conseguidos y la de deseos ya cumplidos. La misma sensación de sonreír por no encontrar motivos, o la de llorar por la misma cuestión anterior. Cuando presientes que está al caer una nueva etapa, que se aproxima lo bueno, y que ahora lo que toca es ser feliz. Pues yo también me he sentido así, capaz de demostrarle al mundo que si quieres...puedes. Que sin metas, no hay propósitos. Que sin propósitos, no hay ilusiones.

Smile.


Puedes sentirte sola y estar entre un millón de personas, puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste, puedes querer y no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir... Pero, ¿sabes qué? Habrá otros momentos en los que verdaderamente estés sola y te sientas rodeada de mil personas que te quieren. Sin decir nada, siempre habrá alguien que sabe que las cosas no van bien. Sin preguntar, te dirán lo que necesites oir, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Y después de todo esto, alguien te enseñará que el único truco es sonreír y seguir adelante pase lo que pase.

Rendirse no es una opción.

 
'No importa que dos personas no estén juntas aún, si están destinadas a estarlo, siempre encontrarán la manera de regresar. No es necesario decir que por ti respiro, que me dan 3 leches si no les gusta la forma en que nos queremos. Nunca te fíes del todo de los "para siempre", quien sabe si mañana no hay otro amanecer con él. Nunca jures, y promete solo aquello que pienses que eres capaz de cumplir. Cada vez que algo te salga mal, no dejes de intentarlo una y otra vez. Y haz como yo, demuéstrale al mundo que va a tener que ponerse bastante más hijo de puta si quiere ver como te rindes.'
 

Nunca tuvimos un término medio.

Nos queríamos a morir o matábamos por querernos. Me hiciste cruzar la línea que un día tu mismo pintaste, me hiciste saltarme semáforos en rojo sabiendo las consecuencias. Sin embargo yo puedo ser los viernes por la noche, y tu los domingos por la mañana. Puedo ser la Barbie y tu el Ken, yo Blair y tu chuck, yo Jasmin y tú Aladín, yo Julieta y tú Romeo. Puedo quererte los días pares y tú a mí los impares, yo seré quién ponga las normas y tú quien se las salte. Yo puedo ser lo que tu quieras, tu ya eres lo que quise yo.

Hazlo hasta el final.


Aquí no valen las típicas frases de ''Lo intentaré'', no. Aquí solo vale que lo hagas, que demuestres que quieres conseguirlo. Antes de nada, piensa en por qué lo estás haciendo, y si de verdad quieres hacerlo, asume que lo vas a pasar mal, y que vendrán momentos de tormentas en los que llegarás a pensar que no puedes, en los que se te caiga el mundo encima. Pero, te aseguro que después de eso, verás el sol, y te darás cuenta de que ''Si no pasas por el momento malo, el bueno no vendrá''. Y después de ver el sol, decidirás seguir luchando con el arco iris de tu mano, y entonces vendrá a tu mente aquella frase: ''O lo haces, o no lo haces, pero si lo haces, hazlo hasta el final."

Solo te daré un consejo:

No intento asustarte, solo te aviso de que ya me conozco el cuento de caperucita y el lobo. No quiero que me des todo, porque nunca he sido capaz de darlo, pero no te hagas ilusiones porque solo llegarás a estar entre mi cuarta o quinta prioridad o incluso tal vez ni llegues a estar en la lista, pero sabré como hacerte feliz y te haré sonreír cada día, eso se me da bastante bien. Han pasado por aquí algunos antes que tú y si algo he aprendido es que de primeras no serás mi excepción, siento si te estoy metiendo en el saco, pero lo de los príncipes azules se me olvidó hace varios años. No estoy siendo pesimista, haré todo lo que esté en mi mano para que salga bien, solo soy realista. Me considero sincera, y quiero que tú también lo seas conmigo. Solo te daré un consejo: ''No intentes ganarme, si lo que quieres es conseguirme"

Tiempo al tiempo.

'Y es que solo es el tiempo el que nos enseña que trenes fueron mejor coger y cuales fueron mejor dejarlos pasar. Es el tiempo el que nos pone en nuestro lugar, y nos da todo lo que nos merecemos, tanto las cosas buenas como las malas. Es el tiempo el único que tiene derecho a juzgarnos, porque dejándolo pasar nos dirá si hicimos bien en actuar sin pensar, o si deberíamos de haber pensado más. Es el tiempo el que más sabe de todo esto, el que a veces odiaremos por ir demasiado rápido y otras por pasar demasiado despacio. Es el tiempo el que nos dirá de qué manera es mejor vivir, nos dirá lo que nos conviene callar y lo que debemos gritar. Es en el tiempo, en el único que tenemos esperanza de recuperar lo que un día dejamos ir, es el único que nos puede volver a dar otra oportunidad de coger algún tren que no cogimos por miedo.'
 

Recuerdos.

A todo el mundo le gusta escuchar buenas noticias, a todos nos gusta imaginar un futuro perfecto, a todos alguna vez nos hubiera gustado desaparecer para que los problemas se solucionaran solos, todas las personas tenemos la necesidad de querer y ser queridos, todo el mundo sabe sonreír y contagiarse de otras sonrisas, todos estamos destinados a pasar por malos ratos para valorar los buenos, todos vivimos en la escuela de la vida y no dejaremos de aprender cosas nuevas hasta que nos vayamos de aquí, todos nos equivocamos, todos aprendemos, y todos no entendemos el valor de los momentos hasta que se han convertido en recuerdos.

Por muy alta que sea la montaña,siempre hay un camino hacia la cima.

 Siempre va a haber otra montaña esperándote para escalarla, siempre vas a querer subirla. Puede ser una batalla difícil, vas a tener que perder y otras veces te va a tocar saborear lo que es ganar, pero no se trata de la rapidez con que vas a llegar ni de lo que te está esperando al otro lado, ES LA SUBIDA.
La subida, la sensación de que estás llegando a donde querías,  el sentimiento de que lo vas a conseguir, eso es lo que nos hace felices. A veces cuando conseguimos la meta, llegamos a desilusionarnos porque durante el camino nuestras expectativas eran mayores, por eso realmente, nos pasaremos la vida escalando esperando obtener al menos una pizca de esa felicidad por la que estamos luchando.

martes, 14 de enero de 2014

Hay cosas que solo pasan una vez en la vida y hay tacones que solo duran una noche.


- Algún día te tocará llevarte esas lecciones de la vida. Te darás cuenta de que el amor no es promesa si no hechos, y que no puedes fiarte de nadie, que también los más queridos fallan alguna vez. Sabrás que sin esfuerzo no se llega a ningún sitio y que luchar siempre es posible. Que soñar es el mejor regalo del mundo y que los sueños están para cumplirlos, llamemos los pilares de la vida, los que nos hacen tener esperanza e ilusión, pero también tendrás que saber que esos sueños se pueden romper, irse, y tendrás que empezar de cero. Tendrás que saber que no siempre irá bien y que tendrás que dejar la piel por vivir la vida. Que no existe la distancia si el recuerdo sigue vivo. Tendrás que creer en algo, y que mejor que creer en ti mismo. Sin que te importe los comentarios de la gente. Tendrás que saber que nunca te llegarás a conocer a ti mismo, y que te costará mucho esfuerzo llegar a ser quien quieres ser y que el tiempo es muy corto. Y sobre todo, tendrás que saber llevarle el ritmo a este ilógico planeta, porque no se parará por ninguno de tus problemas. Y, ¿sabes? Entonces te darás cuenta de TODO LO QUE VALES  y de lo fuerte que te hace la vida.

-¿Siempre? +No, eso es demasiado poco.

Cuando quieres realmente a una persona vas luchar hasta el final para conseguirla, vas ha hacer lo imposible para que nunca se vaya de tu lado. Vas a dejarte la piel, la cabeza, y todo lo que haga falta. Vas a darle ostias al resto del mundo si es necesario. Vas a aplastar todo, todo lo que se te ponga por delante y te impida seguir tu camino. Vas a darte cuenta que personas tienen que estar verdaderamente a tu lado, y a quién tienes que despedir de tu vida, para siempre. Vas a hacer entender lo imposible para no darlo todo por perdido. Vas a empezar a apreciar la presencia de una persona con toda tu cabeza, tu alma, y tu corazón.
Y es ahí, cuando te darás cuenta que las personas no viven para que su presencia se note, sino para que cuando se vayan, su ausencia se sienta tanto, que duele. Vas a mandar a la mierda a esa persona que creías querer, porque.. Vas a abrir los ojos, y de una vez  por todas comprenderás que no siempre lo urgente es lo importante.

No se pierde lo que nunca tuviste.

Tú lo quisiste. Me cansé de ser tu títere, tu vaso de usar y tirar, tu muñequita de trapo. Me cansé de escuchar falsos te quiero. Me cansé de que me miraras sólo cuando quisieras y te apeteciera. Me cansé de verte pasar mil y una vez por la puerta de mi casa sin que entraras. Me cansé de repetirte que estaba mal, muy mal y tú no me escucharas. Me cansé de oír tus reproches, que fíjate si soy tonta, que aún me pensaba que yo tenia la culpa y acababa pidiéndote perdón. Me cansé de todo, de todo menos de ti.

DREAMS.


Aprender algo significa entrar en un mundo desconocido, donde las cosas más simples, son las más extraordinarias. Recuerda que sin fe, se puede perder una batalla que ya parecia ganada. No te des por vencido, acuérdate de saber siempre lo que quieres y empieza de nuevo si ves que no es el camino correcto el que parecía serlo. El secreto está en no tener miedo de equivocarte, y de saber que es necesario ser humilde para aprender. Piensa que, aunque el mundo está en mano de los que tienen el coraje de soñar; tú, prefieres hacer realidad esos sueños, y correr el riesgo de vivirlos.


Ojala me hubiera dado cuanta antes que no siempre lo urgente es lo importante...

Ya no te buscaré, ya estuvo bien, te pedí perdón. Se acabaron mis argumentos. No tengo más opción que desprenderme de tu cuerpo, de olvidarme de todo lo que un día me dijiste. Ya no te buscaré, me iré lejos de ti. Ya no rogaré, perdí mi tiempo al creer. Se agotaron mis energias. Te hice entender, que aun te queria. Que me equivoqué, es cierto, pero es algo muy normal. Y ese error, tal vez, fue tu pretexto perfecto para separarte de mi. A lo mejor ese no fue el problema, a lo mejor tú nunca me quisiste, a lo mejor tú no eres como yo creia, a lo mejor tus besos eran falsos y a lo mejor tú en mi buscabas el placer de un rato. Por eso ya no te buscaré, ya no tengo razón para tenerte a mi lado. Y si alguna vez con locura te quise ¿Que mas da?, ya querré más en un futuro esta despedida, cuando mire para atrás y te vea, muy muy abajo, con todos otros recuerdos míos, encima de ti, que merecen la pena, como cien veces más que tú. No encontrarás ningún recuerdo de mi, ni tendrás una historia más conmigo. Te lo digo llorando de rabia, no volveré a caer. Nunca.

Estás aqui para ser feliz.

Alguien dijo alguna vez, que nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos. ¿Sabes? Yo soy de esas que siempre han dicho que no estamos locos, que sabemos lo que queremos. Que hoy daría el mundo por ti y mañana ni me acuerdo. Que ojala no te hubiera conocido nunca, aunque sabes que es la mentira mas grande que puedo decir,que ahora blanco y luego negro, pero el gris no esta nada mal. Que te quiero pero te odio, y que no sé pensar sin recordarte. Yo aveces no reacciono, tú eres el que se debería dejar llevar. Dejarse llevar e ir a por aquello que te hace feliz. Que el tiempo corre demasiado deprisa, y lo único que no te va a gustar de la vida es que te va a parecer demasiado corta. 



Estas aquí para ser feliz, ¿me entiendes? 
Pues nada más que decir.

Bienvenidos al espectáculo.

Damas y capullos cierren los oídos y tápense los ojos. Todo esto va como una cosa loca, sin control. Dicen que en este tablero hay una serie de reglas, pero yo veo que las fichas se mueven como les da la gana. Según alguien que seguramente se dedicaba a ver películas americanas de navidad en las que todo el mundo es bueno, y les pasan cosas buenas y eran felices y comían patos, todo acción tenia una repercusión. Y, no. Esa no es la realidad. La realidad es saber que las normas no existen. Que alguien porque se esfuerce no siempre va a tener su beneficio. Que una persona buena no le van a tener que pasar cosas buenas por obligación, y viceversa. Que no te confundas compañera, que aquí todo vale. No salves el culo de alguien, porque seguramente los demás nunca salven el tuyo; y si lo encuentras no lo dejes escapar, aunque va a ser difícil. Vivimos en un mundo en el que las personas solo piensan en ellos mismos y después, en ellos, y más tarde en ellos otra vez; y si luego les da por ahí, pueden que se preocupen del perro de la vecina. Porque amor, las reglas no están escritas, pero tú, puedes cambiarlas. Porque, que si aquí nada es justo, yo seré injusta.Si son unos cabrones, a mi a eso nadie me gana. Si quieren que juguemos, jugaremos, pero con las mismas cartas...

Maslow decía,

En el instituto, en 2º, nos explicaron la teoría de un sociólogo, un tal Maslow, que decia que todos buscamos las mismas 7 cosas en la vida, él lo llamo: la jerarquía de las necesidades humanas. Lo primero que buscamos es la supervivencia, la salud que nos permita seguir viviendo. Lo segundo es la seguridad, sentirnos protegidos, a salvo en nuestra casa. Después esta el amor, según Maslow nadie puede vivir sin tener amor o sin buscar el amor. La cuarta es el respeto, que los demás valoren lo que hacemos, nuestras decisiones, aunque nos equivoquemos. Le sigue la necesidad de entender, de conseguir explicar porque la gente toma decisiones que nos duelen. La penúltima necesidad humana es la estética o espiritual, sentirnos parte de algo especial y único. Y la ultima la autorealización, intentar encontrar nuestra propia naturaleza, lo que somos. Pero.. ¿Cuándo alguien desaparece de nuestro lado por alguna razón? Maslow diría que está llevando acabo la séptima de las necesidades humanas, pero Maslow no tiene ni idea de lo que es despertarse abrazada a quien quieres, asi que se puede meter su teoría por donde le quepa, porque lo único que buscamos todos en la vida, lo único, es ver a la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana...


Querer es inevitable.

Esas ganas de comerse el mundo desaparecen cuando te veo pasar.. Pero vuelven cuando el me abraza, y me hace sentir especial, aunque sea por un pequeño instante. Pero después de todo.. duele pensar que estas mejor sin mi. Pero todo todo un final.. supongo que ambos lo sabíamos, cuando yo por orgullosa y tu por impaciente perdimos el hilo de nuestros caminos. Todavía dudo si hice bien en dejarte escapar aquella noche. Pero somos humanos, nos equivocamos, hacemos daño y nos hieren a nosotros también ¿Cual es entonces el problema? Te van a tratar según te comportes, y eso es ley de vida. Si no quieres que alguien se entere de eso, no lo hagas. Me gusta estar sola, me hace pensar y reflexionar sobre lo que debo hacer con mi vida, pero sinceramente, es una perdida de tiempo. Al final volvemos a lo mismo, siempre he sido fiel a mis impulsos. Después de todo no te voy a mentir.. me encanta estar contigo. Querer es inevitable, te ayuda a crecer y ayuda a que otros crezcan. A veces las tristezas tienen que ver con las personas que se van y eso duele. En esos momentos juramos no volver a encariñarnos con nadie más y desde que conocemos a otros especiales olvidamos esa promesa que nunca llegaremos a cumplir. Y así es cómo vamos dejando huellas en el corazón de las personas y cómo éstas, a su vez, dejan huellas en el nuestro.Cuando alguien se va lloramos porque el corazón nos pide a gritos esas lágrimas, esas pataletas, para aliviar un poco el dolor que estamos sintiendo.No obstante, cuando nosotros nos marchemos, en algún rincón del mundo, habrá alguien que llorará por el simple, pero a la vez complejo hecho de que ellos también nos quisieron. 

La de veces que tendremos que arrepentirnos...

La de veces que nos quedan.. A veces nos enamoramos de la idea del amor, otras todo se reduce a un cuerpo buscando otro cuerpo inconscientemente. Lo que no has vivido es lo que te llena de dudas, supongo. Todas esas vidas a las que debes renunciar porque solo tienes una, y es ésta, y ésta se está pasando. Todas esas despedidas seguirán ahí hagas lo que hagas. No vas a poder evitarlo. En eso consiste el juego: en esconderte de los demás, pero con una excusa. "Creía que hacerse mayor otorgaba algo más de control, por lo menos mi caso no es así, hay cosas que aun no sé decir...".  He vivido tantas veces eso de ver tu no-futuro ante tus ojos, acojonarte, y tener que tirar para delante aun así, porque no hay otro modo, porque todos andamos igual de perdidos, aunque suene pesado decirlo tanto. Hay veces que con unos ojos te vale y puede que no sea bonito, no siempre querer será poder, pero ten por seguro que sin querer no podrás. Aunque vayas perdiendo a 15 minutos del final, aquí todos arrastramos heridas, y también tratamos inútilmente de esconderlas. Al final quedará una historia, la tuya, que será de la forma en que quieras recordarla, pero ten claro que serán los actos los que digan tus palabras. Serás tú ante ti mismo, sin chaleco salvavidas. Y no es malo. Al fin y al cabo de algo hay que morir. O de alguien...

Porque tenía ganas.

¿Sabes? Dicen que en la locura hay una pizca de placer que solo el loco conoce.  Me siento la chica mas afortunada del mundo solo por saber perfectamente de lo que habla esa frase. Me he comido el mundo, y otras veces a sido el mundo el que me ha comido a mi. Siempre me han sobrado las ganas. He conocido a personas a las que se puede llamar amigo y me he dado cuenta que eso no lo es cualquiera. También he llorado por amor. Y no me arrepiento. E dicho mi primer te quiero. Y mi primer no quiero volver a verte mas. Temía al dolor, pero me dí cuenta que es necesario para crecer, para hacerme fuerte. Y que me tiro al mar las veces que haga falta, hace ya mucho que se que es eso de ahogarte. El pasado se acaba olvidando. Pero los recuerdos permanecen.La ley del deseo siempre acaba imponiéndose y eso es lo único que necesitas saber en esta vida. Hace ya mucho que los princesa no funcionan conmigo. Es curioso, las cosas han cambiado. Ahora corro, porque se me van los sueños, porque me vacila el tiempo. No pienso perder ningún tren, pasarme de parada, ni descarrilarme. Que me invada la luz. Que me perfume el tiempo. Que nos guíe el reloj. No pienso pasar por la vida como si nada. Ni coger solo lo que se me ofrece, ni aprender solo lo que me enseñan. Ahora piso tierra firme y dejé las nubes para otras, los sueños para otros. Que yo también he dado caladas para alejarme de la realidad y tragos para olvidar. He perdido los papeles y la cabeza, me he follado a la envida y me he tirado al mismo orgullo. He creado mil problemas y he acomplejado a la tristeza, he hecho llorar de pena y de alegría, la he cagado porque humana soy, porque tengo el pelo negro y porque tenía ganas.'
'Hay una verdad universal que todos debemos afrontar, queramos o no. Al final todo se acaba. Por mucho que deseara que llegase este día nunca me han gustado los finales; el último día de verano, el último capítulo de un buen libro, separarte de una buena amiga, pero los finales son inevitables. Llega el otoño, cierras el libro, dices adiós. Hoy es uno de esos días para nosotros, hoy nos despedimos de todo lo que nos era familiar, todo lo que nos resultaba cómodo, pasamos página, pero solo porque nos vamos y eso duele. Hay personas que son una parte tan importante de nosotros que estarán ahí pase lo que pase. Ellos son nuestra tierra firme, nuestra estrella polar y esa voz de nuestro corazón que siempre nos acompañará siempre..'

Ella se alejó y él no la siguió. Fue ahí cuando ella notó que había tomado la decisión correcta.

Un día te levantas y sientes que algo dentro de ti ha cambiado. Te levantas con ganas de sonreír y no con los ojos hinchados de haberte pasado toda la noche llorando. Quizás todas esas noches sin dormir te han servido para algo. Noches de comerme el mundo entero y mañanas de vomitarlo pegada al suelo. Noches de esas de darle tantas vueltas a las cosas que hasta tú acabas mareada. Noches sin ti. Creo que ya va tocando cambiarlas por noches de salir a comerme el mundo entero y dejarme un trocito para comérmelo al día siguiente. Sin lágrimas. Sin dolor. Sin recuerdos. Sin ti. Pero feliz. ¿Es lo que toca no? Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, pero nadie dice cuánto dura la tormenta, y yo creo que la mía ya ha durado demasiado. Ha llovido tanto que las nubes se han quedado sin agua y ahora sólo hay hueco para que salga sol. ¿Sabes? Después de un tiempo acabarás entendiendo que para no tropezarte más veces en el mismo lugar, tendrás que buscar otro camino. U otra piedra. Y con lo perdida que me encuentro ahora mismo, encontraré miles de caminos llenos de piedras que me ayuden a seguir y no a caer. Hoy por fin me levanto de la cama con una frase en la cabeza, esa que siempre me ha repetido mi abuelo: Vive tu vida de tal manera que cuando tus pies toquen el suelo por la mañana, hasta el diablo se estremezca y diga: Esta cabrona ya se ha levantado.

Con el tiempo..

Con el tiempo también aprendes que con dinero puedes comprar una casa,pero no un hogar;puedes comprarte un reloj,pero no te dará tiempo;puedes comprar una posición,pero no sirve para tener respeto;puedes comprar medicinas,pero no te dará salud;puedes comprar sangre,pero no vida.Con el tiempo aprendes que la vida es aquí y ahora,y que no importa cuántos planes tengas,el mañana no existe y el ayer tampoco.Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón,decir que que quieres a alguien,o que le echas de menos,no tiene ningun sentido si no lo demuestras.Pero por desgracia,todo esto lo aprendes sólo con el tiempo.