Lo que menos me gusta de echar
de menos a alguien es que funciona a rachas. A días. Por momentos. En lugares
concretos. Cuando menos te lo esperas. Llega sin avisar. Se queda un tiempo
indefinido. No puedes dejar de hacerlo. Aunque lo intentes. Escuece. Duele.
Quema. Pica. Desgarra. Rompe. Congela. Hiela. Arde. Arranca. Hiere.
Desquebraja. Te hunde. Te asfixia. ¿He dicho que duele? Duele. Mucho. Te
despiertas y no sabes qué va a pasar. Porque a veces, hasta las suelas de mis
zapatos te echan de menos. ¿Pero sabes qué? Se pasa, siempre se pasa, te lo
prometo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario