jueves, 8 de agosto de 2013

Momentos congelados en el tiempo para siempre.

Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotógrafo de guerra, porqué había elegido esa profesión. Él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos, que ciertos momentos de belleza, de desolación, de horror y de heroísmo estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo. Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras, cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso, o sensaciones como volver a abrazar a un amigo. Quizá por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio el rumbo de las cosas. De fotografías fijas guardadas en la memoria, que nos recuerdan, cada segundo, lo hermoso que es vivir.


2190 dias, 52560 horas, 3153600 minutos, 189216000 segundos.  TODA UNA VIDA. ♥

miércoles, 7 de agosto de 2013

Os presento una palabra esdrújula: ÁNIMO.

¿Saben? Existen problemas, pero existen aun mas soluciones. Sigan su camino, soy positivo y por eso digo: Si luchas puedes perder, si no luchas estás perdido. Pa' sentirse vivo, hay que motivarse sin motivo. Pero nada es para siempre... Tranqui, que no se me olvida, por eso vi una sonrisa en altibajos de la vida. Son pocos años pero suficientes pa' saber que el que no es lo que quiso ser, es porque no ha querido. No fijarse en lo perdido, sino lo que por ganar... Que el que no mira pa'lante , siempre se queda atrás. Que lo peor que puede pasar, es que no te pase ná. ¿Luchas por lo que quieres ser? ¡Buena idea! Aprendan que ya valen la pena hasta las penas, porque sin cosas malas, no habría cosas buenas... ¡Piensa que la muerte ayuda a que tu vida sea más bella! Piensa en un motivo por el cual hoy estás vivo, y si te vas que la vida sea lo mejor que hayas vivido. Si tus ojos desbordan porque las penas fraguan, cuando caigan, utiliza tu sonrisa de paraguas. Que no pasa nada, hasta en las noches más nubladas hay huecos por donde asoma esa bella manta estrellada. Y cada dos por tres me desaliento, sabiendo que los nudos de aquí dentro son por dejar cabos sueltos. Pero nada, ¿saben qué? Que no lo siento. Gracias a los fallos de ayer... ¡Hoy llega mi momento!  Y si de algo me arrepiento, me arrepiento de muy poco. De los fallos se aprende, y ya lo sé casi todo. Animaré al que me anima, al que me anime más... Porque ¿qué coño? Lo merezco. Y esa es la realidad, si no llego será porque seré yo quien no quiere llegar.


Anímense, Levántense, queda tanto por vivir... Por soñar... 

lunes, 5 de agosto de 2013

Atentamente: Tu cerebro.

Deja ya de pensar en como fue el pasado, en si lo hiciste bien, en si cometiste un error, no te arrepientas de nada todo tiene un porque, piensa en el futuro que te espera, no lo planifiques tampoco, no es bueno... Las cosas pasan por alguna razón, el destino decidirá tu vida. Solo disfruta el momento, vívelo al máximo.
Atentamente: Tu cerebro.

viernes, 2 de agosto de 2013

Precipicio.

- ... Y entonces me dijo que lo nuestro era imposible. Ya ves. No era la primera vez que me enamoraba de un imposible, pero dolió como si lo fuera. Sonó un extraño 'crac' dentro de mi, como a cristales rotos, y ya no volví a sonreír como antes. Y, después de eso, las esperanzas pasan a ser falsas, y te despiertas del sueño mas bonito del mundo; pero un sueño, a fin de cuentas. Y la realidad, bueno, qué dura y fría te parece. Los días se te hacen largos, y mas largas las noches. Y no quieres llegar a ningún lado, solo quieres escapar, y no sabes ni a donde. E intentas sobrevivir como puedes, llevando la vida que llevabas, porque eso no ha cambiado. El mundo no va a pararse porque te hayan roto, por desgracia. Y la gente te ve y te pregunta:¿Estás bien?, y tu sonríes,'Si, claro', respondes, porque no quieres dar explicaciones. No quieres hablar de ello. No quieres decirle a nadie que has vuelto a tropezar donde siempre, que no has aprendido nada, que sigues siendo la misma gilipollas que cierra los ojos cuando se enamora, la misma que siempre termina cayéndose por algún precipicio. Y lo que duele... No es un dolor físico,claro. Ni siquiera es psicológico. Es una sensación de frió, pero no sirve taparse. Congela todo lo que merece la pena: las ganas, las ilusiones, las pocas esperanzas de reserva, el optimismo. Y sucumbes. Poco a poco, empiezas a tiritar, y te quedas muy quieto. Suena la alarma del reloj y tienes que levantarte, pero no quieres. No. Quieres ser como una piedra, y las piedras no van a trabajar. Y así, poco a poco, los días van pasando, uno detrás de otro, con una lentitud que da miedo. Y, de repente, y no tan de repente, pero un día, conoces a alguien y te hace sonreír, y lo necesitas tanto que, joder, te olvidas de todo lo demás. Y vuelves a sonreír. Le pides el teléfono a esa persona, y empezáis a hablar a todas horas, sobretodo por las noches.
-¿Y entonces?
- Entonces cierras los ojos , te sitúas al borde de un precipicio, y deseas con todas tu fuerzas, a punto de saltar, que venga esa persona y te salve. Solo deseas eso. Con todas tu fuerzas. Y, si tienes suerte, sientes como te agarran sus brazos en el ultimo momento. Y sonríes. Y, si no tienes suerte...
-¿Qué pasa?
- Que deseas volver a ser como una piedra.